Un nuevo estudio calcula científicamente que la vida extraterrestre debería tener pocos problemas para emerger espontáneamente en otros planetas.
27 May 2020 | Fuente: Phys.org
Los humanos nos hemos preguntando si estamos solos en el universo desde la antigüedad. Sabemos por el registro geológico que la vida en la Tierra comenzó relativamente rápido, tan pronto como el entorno de nuestro planeta fue lo suficientemente estable como para soportarlo. También sabemos que el primer organismo multicelular, que finalmente produjo la civilización actual, tardó mucho más en evolucionar, aproximadamente 4 mil millones de años.
Pero a pesar de saber cuándo apareció la vida por primera vez en la Tierra, los científicos aún no entienden cómo comenzó esa vida, lo que tiene implicaciones importantes en cuanto a la probabilidad de encontrar vida extraterrestre en otras partes del universo.
En un nuevo artículo publicado en la revista científica Procending of the National Academy of Sciences el profesor de Astronomía David Kipping, de la Universidad de Columbia, muestra una técnica estadística llamada inferencia bayesiana que arrojaría luz sobre cómo podría evolucionar la vida compleja en mundos extraterrestres.
"La rápida aparición de la vida y la evolución tardía de la humanidad, en el contexto de la línea de tiempo de la evolución, son muy sugerentes", señala Kipping. "Pero en este estudio es posible cuantificar lo que nos dicen los hechos".
Para llevar a cabo su análisis, Kipping utilizó la cronología de las primeras pruebas de la vida y la evolución de la humanidad. Se preguntó con qué frecuencia esperaríamos que la vida y la inteligencia volvieran a surgir si la historia de la Tierra se repitiera, volviendo a ejecutar el reloj una y otra vez.
Enmarcó el problema en términos de cuatro respuestas posibles: la vida es probable y a menudo desarrolla inteligencia, la vida es improbable pero a menudo desarrolla inteligencia, la vida es probable aunque rara vez desarrolla inteligencia y, finalmente, la vida es improbable y además rara vez desarrolla inteligencia.
Este método de inferencia estadística bayesiana, utilizado para comprobar la probabilidad de una hipótesis a medida que se dispone de evidencia o información, establece unas premisas sobre el sistema que se está modelando, que luego se combinan con datos para emitir probabilidades de resultado.
"La técnica es similar a las probabilidades en las apuestas", explica Kipping. "Es en esencia un ciclo de retroalimentación positiva para refinar las estimaciones de probabilidad de un evento".
A partir de estas cuatro hipótesis, Kipping utilizó fórmulas matemáticas bayesianas para sopesar y comparar los modelos entre sí. "En la inferencia bayesiana, siempre es necesario seleccionar distribuciones de probabilidad anteriores", comenta Kipping. "Pero la clave en este caso es que al comparar los escenarios de vida improbable versus los de vida probable, el escenario de vida probable siempre es al menos nueve veces más factible".
El análisis se basa en la evidencia de que la vida surgió durante los 300 millones de años de formación de los océanos de la Tierra, como prueban los depósitos de circón escasos en carbono 13, un comienzo muy rápido en el contexto de la vida de la Tierra. Kipping enfatiza que la proporción es de al menos 9: 1 o superior, dependiendo de la frecuencia con la que esta vida desarrolla inteligencia.
La conclusión de Kipping es que si los planetas con condiciones similares y líneas de tiempo evolutivas a la Tierra son comunes, entonces el análisis sugiere que la vida debería tener pocos problemas para emerger espontáneamente en otros planetas. ¿Y cuáles son las probabilidades de que esas vidas extraterrestres puedan ser complejas e inteligentes? Aquí, la investigación de Kipping es menos optimista, encontrando solo 3:2 de probabilidades a favor de la vida inteligente.
Este resultado se basa en la aparición relativamente tardía de la humanidad en la ventana habitable de la Tierra, lo que sugiere que su desarrollo no fue un proceso fácil ni seguro. "Si volvemos a tener en cuenta la historia de la Tierra, el surgimiento de la vida inteligente es en realidad algo improbable", explica el profesor.
Kipping señala, no obstante, que las probabilidades que ofrece el estudio no son abrumadoras, están bastante cerca del 50:50, y los hallazgos deben tratarse como un simple empujón hacia una hipótesis.
"El análisis en sí no puede proporcionar certezas o garantías, solo probabilidades estadísticas basadas en lo que sucedió aquí en la Tierra", matiza Kipping. "Sin embargo, es alentador pensar en un universo lleno de vida como la apuesta más factible. Por tanto, la búsqueda de vida inteligente en mundos más allá de la Tierra no debe cesar".