¿Exceso de luz navideña? Cuidado, no solo astrónomos y ecologistas pierden con la contaminación lumínica, también tu salud, tu bolsillo y el ecosistema.
03 November 2020 | Fuente: Paul Bogard
Además de ayudarnos a no perder nuestro derecho a ver las estrellas, la oscuridad es buena para nuestro sueño, nuestra biología y la salud de nuestros ecosistemas. Es buena para nuestra creatividad y nuestro espíritu y, sí, incluso es buena para nuestra seguridad y protección. Ese es el mensaje de Paul Bogard, investigador científico y autor del libro "El fin de la noche". Un mensaje que conviene recordar en esta época, en la que la iluminación navideña, y sus excesos, están a la vuelta de la esquina. Y es que, aunque algunos puedan creer que la contaminación lumínica solo afecta a los astrónomos y los ecologistas, conviene no olvidar que todos perdemos cuando queremos brillar más que las propias estrellas.
Bogard investigó a los trabajadores del turno de noche, aquellos que están expuestos a la luz durante las horas en que la mayoría de los cuerpos anhelan la oscuridad y el sueño. Los seres humanos tienen un valle circadiano desde aproximadamente la medianoche hasta las 6 am. La ausencia de oscuridad y sueño durante este período contribuye a que el trabajo en el turno de noche sea etiquetado como un probable carcinógeno, y los trabajadores son más propensos a sufrir obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares, depresión, abuso de sustancias y, especialmente, cáncer de mama y próstata. La luz de la noche interrumpe la producción de melatonina en el cuerpo, que se considera necesaria para mantener a raya estos tipos de cáncer.
Pero no solo los trabajadores del turno de noche sufren la exposición a la iluminación artificial nocturna. Un vistazo rápido a una foto de la Tierra por la noche muestra los grandes resplandores de las ciudades y los suburbios que se extienden por la tierra y por las carreteras hacia los bordes del campo. Incluso si mantenemos las luces apagadas de nuestra propia casa, la luz de las casas de nuestros vecinos se filtra por las grietas de nuestras persianas.
Tierra de noche/ crédito: NASA .
La luz que vemos en los mapas de la Tierra por la noche no solo interrumpe nuestro sueño o nos ciega cuando paseamos al perro de noche. También es una pérdida muy importante de dinero, principalmente de los fondos públicos.
Bogard afirma que cada año se desperdician miles de millones de dólares (y de euros) en todo el mundo en luces que no iluminan nada en el suelo, sino que apuntan hacia arriba. Señala que la iluminación adecuada dirige la iluminación hacia el suelo, lejos del cielo y fuera de los ojos de los que están cerca.
Para colmo, según el autor, las luces brillantes cerca de la puerta de entrada de una casa crean una ilusión de seguridad, pero no una verdadera seguridad. Eso es porque el resplandor brilla en nuestros ojos y hace que sea difícil o imposible ver lo que se esconde en las sombras profundas proyectadas por la luz. Por lo que somos más vulnerables a lo que allí pueda acechar.
Bogard propone el reemplazo de la iluminación constante por luces de movimiento, que dan más seguridad al iluminarse en el momento preciso. Lo importante es elegir la iluminación adecuada para cada situación, lo que ayude a hacer un área más segura, ahorre dinero, preserve el sueño y proteja la oscuridad del cielo nocturno.
Cuando protegemos el cielo nocturno, no solo nos protegemos a nosotros mismos y nuestra biología, sino también al ecosistema que nos rodea.
En su libro "El fin de la noche", Bogard escribe: "Recuerdo a Pierre Brunet argumentando en París que la presencia de un astrónomo era señal de un ecosistema sano; que cuando el cielo se vuelve demasiado brillante para la astronomía y los astrónomos se van, sabes que tienes un cielo contaminado por la luz, y lo que sea que haya contaminado ese cielo, con el tiempo contaminará otros recursos."
Innumerables animales, como las tortugas marinas y multitud de especies de aves, dependen de la oscuridad. Más del 60% de los invertebrados y el 30% de los vertebrados son nocturnos, habiendo evolucionado para encontrar comida y parejas en una oscuridad ininterrumpida.
Cuando examinamos un mapa de la contaminación lumínica mundial, es fácil darse cuenta de que un alto porcentaje de población en los países desarrollados ya no pueden ver la Vía Láctea desde su hogar.
Esto es tremendamente triste, porque los seres humanos llevamos las estrellas en nuestro ADN. Las hemos utilizado desde el principio de nuestra historia para orientarnos, para volver a casa, para sembrar y cosechar, para inspirar nuestro arte y dar forma a nuestros dioses.
Cuando perdemos las estrellas, no solo pierden los astrónomos, sino que perdemos todo uno de nuestros derechos fundamentales, la oscuridad de la noche.
Necesitamos la oscuridad para alimentar nuestro espíritu, proteger nuestra salud y proteger la salud de nuestro planeta. La luz de la noche puede ser un signo de vida en la Tierra, pero saber proteger la oscuridad será lo que ponga a prueba nuestra verdadera inteligencia.