Una colosal fusión cósmica que ha dado lugar al agujero negro más masivo jamás detectado ha sidoregistrado por los observatorios LIGO, Virgo y KAGRA.
14 July 2025
Una nueva señal de ondas gravitacionales ha dejado sin aliento a la comunidad científica. Se trata de GW231123, una colosal fusión cósmica que ha dado lugar al agujero negro más masivo jamás detectado por este tipo de observación. El evento, registrado por los observatorios LIGO, Virgo y KAGRA, reveló la unión de dos agujeros negros de 103 y 137 masas solares, generando un nuevo coloso de 225 masas solares. Esta cifra no solo pulveriza los récords anteriores, sino que desafía directamente los límites establecidos por los modelos actuales de evolución estelar.
Los detalles del evento, presentados en Glasgow en una reunión que combinaba dos conferencias de ondas gravitacionales de larga data bajo el nombre de GR-Amaldi, confirma que GW231123 ha roto todas las previsiones. Las ondas gravitacionales detectadas por los observatorios LIGO, Virgo y KAGRA revelan la fusión de dos agujeros negros enormes: uno de 103 masas solares y otro de 137 masas solares, lo que resulta en un nuevo agujero negro de 225 masas solares. La diferencia de unas 15 masas solares se disipó en forma de energía, generando una onda gravitacional tan intensa que logró ser captada desde una distancia estimada entre 700 millones y 4.100 millones de años luz.
Este evento desafía frontalmente los modelos actuales de evolución estelar, ya que las teorías más aceptadas indican que las estrellas no pueden formar agujeros negros de más de 50 masas solares por colapso directo. Entonces, ¿cómo se explican estos dos gigantes?
Entre las hipótesis barajadas por la comunidad científica destacan:
Fusiones jerárquicas: es posible que al menos uno de los agujeros negros se formara a partir de colisiones previas entre agujeros más pequeños.
Entornos extremos: estas fusiones podrían ocurrir en cúmulos globulares o núcleos galácticos densos, donde los encuentros entre objetos compactos son más probables.
Física más allá del modelo estándar: la posibilidad, aún remota pero fascinante, de que necesitemos revisar nuestras teorías sobre la muerte estelar y los límites de la física conocida.
Lo más relevante: esta fusión ha dado lugar a un agujero negro de masa intermedia de más de 200 masas solares, una categoría cuya existencia sigue siendo difícil de probar… hasta ahora.
Desde la histórica detección de ondas gravitacionales en 2016, los observatorios LIGO y Virgo han recogido una docena de fusiones de agujeros centrales, pero esta es la más masiva hasta el momento . El próximo lustro será clave: misiones como LISA (ESA) y el Einstein Telescope permitirán captar fusiones sistémicas a distancias aún mayores y desafiarán aún más nuestro entendimiento del universo profundo.
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GW231123 no solo amplía los límites de la física estelar, sino que confirma que el universo guarda sorpresas incluso en sus rincones más oscuros. Nada menos que ondas en el espacio-tiempo, producidas por la danza final de titanes cósmicos.
Mientras los científicos buscan más pistas, desde TdE seguimos con el corazón y la mente puestos en el cielo, donde cada evento nos invita a escuchar y asombrarnos.
Una preimpresión de un documento que informa GW231123 está disponible en ArXiv.org, pero aún no ha sido revisado por pares.