Aunque todos son del hemisferio norte, estos enclaves harán que no te sofoques observando las estrellas ¡ni siquiera en verano!
La ciudad más antigua de América, en el valle del Supe de Perú, es una muestra de la relación directa entre la civilizaciones precolombinas y el cielo.
La Reserva de Cielo Oscuro del Pic du Midi, en el Pirineo de Francia, es ideal para los amantes del turismo de estrellas y los deportes de invierno.
Declarado lugar de interés natural por la belleza de sus paisajes, este rincón de los Pirineos es hogar del planetario más alto de Europa.