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Detectado en julio, 3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar conocido. La NASA sigue su paso fugaz antes de volver al espacio profundo.
22 December 2025
Un nuevo objeto procedente de otro sistema estelar ha atravesado nuestro sistema solar, ofreciendo una oportunidad única de observación científica y despertando gran expectación entre la comunidad astronómica global. Se trata del cometa interestelar 3I/ATLAS, el tercer objeto confirmado que proviene de fuera de nuestro sistema solar, después de 1I/?Oumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019.
Los objetos interestelares son cuerpos —como asteroides o cometas— que se han originado fuera del sistema solar y han sido expulsados de su estrella de origen por interacciones gravitatorias. Al entrar en nuestro vecindario cósmico, su trayectoria hiperbólica (no está ligado gravitatoriamente al Sol) los delata como visitantes de otras regiones de la Vía Láctea.
El cometa 3I/ATLAS fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el sistema de telescopios ATLAS en Chile. Inicialmente catalogado como un objeto candidato, pronto se confirmó que exhibía características cometarias —como la presencia de una coma (nube de gas y polvo alrededor del núcleo)— lo que confirmó su verdadero carácter y su origen interestelar.
Aunque el cometa no se acercó peligrosamente a la Tierra, el día 19 de diciembre de 2025 marcó su punto más próximo a nuestro planeta, a aproximadamente 1,8 unidades astronómicas (unos 270 millones de kilómetros). Es decir, estuvo muy lejos como para verlo a simple vista o representar un riesgo, pero fue lo más próximo de su trayectoria en nuestro sistema solar. (Fuente: NASA Science)
Previo a este acercamiento, 3I/ATLAS pasó más cerca del Sol el 29 de octubre de 2025, acercándose a una distancia similar a la órbita de Marte. Tras esto, comenzó su viaje de salida hacia el espacio interestelar, como lo hizo tras pasar por el Sol.
Este cometa interestelar ha sido observado por múltiples instrumentos espaciales y misiones científicas:
NASA ha incluido a 3I/ATLAS en sus observaciones, y puedes seguir su trayectoria y datos actualizados a través de su web oficial: NASA: View Interstellar Comet 3I/ATLAS.
Misiones como Europa Clipper han aprovechado su trayectoria para capturar imágenes en luz ultravioleta que ayudan a entender su composición —rica en dióxido de carbono y con emisión de carbono diatómico, lo que genera un tono verdoso característico alrededor del núcleo.
La sonda JUICE de la ESA también observó el cometa desde distancias interplanetarias en noviembre de 2025, complementando los datos de las observaciones terrestres y espaciales.
Estas observaciones ayudan a comparar la composición de materiales de otros sistemas estelares con los que formaron nuestro propio sistema solar, lo que amplía nuestra comprensión sobre la diversidad de cuerpos cósmicos en la galaxia.
El cometa no fue visible a simple vista, ni siquiera en cielos oscuros; para observarlo fue necesario utilizar al menos telescopios de aficionado bien equipados. Desde mediados de diciembre, tras “emergir” de detrás del Sol desde la perspectiva terrestre, el objeto se observó como una pequeña mancha difusa entre las estrellas matinales.
Astrónomos aficionados y profesionales compartieron capturas y espectros que permitieron estudiar cómo la actividad del cometa cambió al acercarse al Sol y luego al moverse de nuevo hacia las profundidades del espacio interestelar.
Aunque no fue un espectáculo espectacular para el público general como podría ser un gran cometa visible sin ayuda óptica, la llegada de 3I/ATLAS representa una oportunidad histórica para la ciencia astronómica y la astrofísica. Estudiar materiales de fuera de nuestro sistema proporciona:
Comparación de componentes químicos con cometas solares.
Datos sobre procesos de formación planetaria en otras estrellas.
Información sobre la estructura y evolución de objetos interestelares que cruzan nuestra región de la galaxia.
Antes de 3I/ATLAS, sólo se habían identificado dos objetos interestelares:
1I/?Oumuamua, detectado en 2017 —un objeto muy alargado y extraño, una gran incógnita para los científicos.
2I/Borisov, observado en 2019 —un cometa con cola bien definida que confirmó que los cometas interestelares existen efectivamente.
3I/ATLAS se suma así a este selecto grupo y permite seguir ampliando nuestro conocimiento del cosmos.
Tras su paso cercano a la Tierra, el cometa continúa su trayectoria de salida, alejándose inexorablemente hacia el espacio interestelar, tal como hicieron sus predecesores. Algunos científicos ya especulan con futuras misiones que podrían interceptar objetos similares, aprovechando lejanos encuentros para estudiar estos cuerpos con instrumentos dedicados —un desafío mayúsculo, pero con enorme potencial científico.
Si te interesa seguir su trayectoria o ver simulaciones interactivas, la NASA mantiene herramientas como “Eyes on the Solar System” con visualizaciones dinámicas del recorrido de 3I/ATLAS en relación con nuestro sistema solar.
El cometa interestelar 3I/ATLAS ofreció a los científicos una ventana privilegiada para estudiar material de otros sistemas estelares; no representó peligro para la Tierra, pero sí una inyección de conocimiento para la astronomía moderna y para toda la comunidad de astrocuriosos/as.
