Algunos físicos plantean que al inicio del Big Bang, las fuerzas de la naturaleza eran tan extremas y exóticas que podrían haber creado vida.
Paul Sutter
14 December 2023 | Fuente: Space.com
Si lo pensamos bien, somos un momento insignificante en lo que respecta a la vida en su totalidad y es que la vida en sí apareció en la Tierra hace solo unos 4.000 millones de años. Es una fracción significativa de los 13.770 millones de años de historia del universo. Presumiblemente, si la vida surgió aquí, podría haber aparecido en cualquier parte. Y para definiciones de vida suficientemente amplias, incluso podría ser posible que la vida hubiera aparecido apenas unos segundos después del Big Bang.
Siguiendo la definición de que la vida es todo lo que está sujeto a la evolución darwiniana, el astrofísico Paul M. Sutter intenta explorar en su estudio los orígenes de la propia vida difuminando límites entre lo vivo y lo no vivo. Y asegura: "En un momento dado, en lo más profundo del pasado, la Tierra no estaba viva. Luego lo estuvo. Esto significa que hubo un periodo de transición que, naturalmente, ampliará los límites de cualquier definición que se pueda dar".
Con esta definición en la mano, el astrofísico en SUNY Stony Brook y en el Flatiron Institute de Nueva York, Paul M. Sutter, explica en un artículo para la revista Space.com que la vida en la Tierra surgió hace al menos 3.700 millones de años. Para entonces, los organismos microscópicos ya eran lo bastante sofisticados como para dejar rastros de sus actividades que perduran hasta nuestros días. Aquellos organismos eran muy parecidos a los modernos: Utilizaban el ADN para almacenar información, el ARN para transcribir esa información en proteínas y las proteínas para interactuar con el entorno y hacer copias del ADN. Esta triple combinación permitía a esos lotes de sustancias químicas experimentar la evolución darwiniana.
Pero esos microbios no cayeron del cielo, sino que evolucionaron a partir de algo. Y si la vida es algo que evoluciona, entonces tuvo que haber una versión más simple de la vida apareciendo incluso antes en el pasado de la Tierra. Algunas teorías especulan con la posibilidad de que las primeras moléculas autorreplicantes, y por tanto la forma de vida más simple posible en la Tierra, surgieran en cuanto se enfriaron los océanos, hace más de 4.000 millones de años.
Y es posible que la Tierra no estuviera sola: Marte y Venus tenían condiciones similares en aquella época, así que, si la vida surgió aquí, es posible que también lo hiciera allí, asegura Sutter.
Pero el Sol no fue la primera estrella que se encendió en fusión; es el producto de una larga línea de generaciones anteriores de estrellas. La vida tal y como la conocemos requiere unos pocos elementos clave: hidrógeno, oxígeno, carbono, nitrógeno y fósforo. A excepción del hidrógeno, que apareció en los primeros minutos tras el Big Bang, todos estos elementos se crean en el corazón de las estrellas durante sus ciclos vitales. Así pues, siempre que haya al menos una o dos generaciones de estrellas que vivan y mueran, y que por tanto esparzan sus elementos por la galaxia, es posible que aparezca vida similar a la de la Tierra en el universo.
Esto retrasa la posible aparición de la vida hasta hace más de 13.000 millones de años. Esta época de la historia del universo se conoce como el amanecer cósmico, cuando se formaron las primeras estrellas. Los astrónomos no saben con exactitud cuándo tuvo lugar esta época de transformación, pero fue unos cientos de millones de años después del Big Bang. En cuanto aparecieron esas estrellas, podrían haber empezado a crear los elementos necesarios para la vida.
Así pues, la vida tal y como la conocemos -construida sobre cadenas de carbono, utilizando oxígeno para transportar energía y sumergida en un baño de agua líquida- puede ser mucho, mucho más antigua que la Tierra.
Algunos físicos han planteado la hipótesis de que en los primeros momentos del Big Bang, las fuerzas de la naturaleza eran tan extremas y tan exóticas que podrían haber soportado el crecimiento de estructuras complejas. Por ejemplo, prosigue el profesor Sutter con su hipótesis, "estas estructuras podrían haber sido cuerdas cósmicas, que son pliegues en el espacio-tiempo, anclados por monopolos magnéticos. Con la suficiente complejidad, estas estructuras podrían haber almacenado información. Habría energía de sobra y esas estructuras podrían haberse autorreplicado, permitiendo la evolución darwiniana".
Cualquier criatura que existiera en esas condiciones habría vivido y muerto en un abrir y cerrar de ojos, y toda su historia habría durado menos de un segundo, pero para ellos habría sido toda una vida.