Tres nuevas misiones espaciales que se lanzarán este verano esperan traer importantes pistas sobre la posibilidad de antigua vida en Marte.
14 July 2020
Puede que ahora se considere Marte como un desierto árido y helado, pero ¿alguna vez tuvo vida el vecino más cercano a la Tierra? Es una pregunta que ha preocupado a los científicos durante siglos y ha generado grandes obras de la ciencia ficción.
Ahora, tres proyectos de exploración espacial se preparan para lanzar ambiciosas misiones para encontrar una respuesta.
Los científicos creen que hace cuatro mil millones de años los dos planetas tenían el potencial de nutrir la vida, pero gran parte de la historia de Marte es un enigma.
Las nuevas sondas marcianas de Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos y China se lanzarán este verano.
Su objetivo no es encontrar vida marciana (los científicos creen que nada sobreviviría allí ahora), sino buscar posibles rastros de formas de vida pasadas.
Estos vastos y costosos programas podrían resultar inútiles. Pero los astrobiólogos dicen que el planeta rojo sigue siendo nuestra mejor esperanza de encontrar un registro de la vida en otros planetas.
Marte es "el único planeta con posibilidades concretas de encontrar rastros de vida extraterrestre porque sabemos que hace miles de millones de años era habitable", dijo Jean-Yves Le Gall, presidente de la agencia espacial francesa CNES en una conferencia telefónica con periodistas esta semana.
Le Gall es uno de los creadores de la sonda exploratoria Mars 2020 de la NASA, cuyo lanzamiento está programado para finales de julio, cuando la Tierra y Marte estarán más próximos durante más de dos años.
El proyecto de más de $ 2.5 mil millones es el último intento, y el más avanzado tecnológicamente, de descubrir los secretos enterrados de Marte.
Pero no está solo, ya que el entusiasmo por la exploración espacial se ha reavivado.
La investigación científica del planeta rojo comenzó en serio en el siglo XVII.
En 1609, el italiano Galileo Galilei observó a Marte con un telescopio primitivo y, al hacerlo, se convirtió en la primera persona en utilizar la nueva tecnología con fines astronómicos.
Cincuenta años después, el astrónomo holandés Christiaan Huygens utilizó un telescopio más avanzado diseñado por él mismo para hacer el primer dibujo topográfico del planeta.
Marte, en comparación con la luna "desolada y vacía", durante mucho tiempo parecía prometedor para la posible habitabilidad de los microorganismos, escribió el astrofísico Francis Rocard en su reciente ensayo "Últimas noticias de Marte".
Pero el siglo XX trajo varios reveses.
En la década de 1960, cuando la carrera por poner a un hombre en la luna se aceleraba hacia su deslumbrante "Gran Salto", Dian Hitchcock y James Lovelock frenaron las esperanzas de encontrar vida en Marte.
Su investigación analizó la atmósfera del planeta en busca de un desequilibrio químico, gases que reaccionasen entre sí, lo que podría insinuar la vida.
"Si no hay reacción, probablemente no haya vida allí", dijo Lovelock. "Marte tiene una atmósfera que es completamente inactiva en lo que respecta a la química".
Su conclusión se confirmó una década después, cuando las sondas Vikings tomaron muestras atmosféricas y de suelo que mostraban que el planeta ya no era habitable.
Este descubrimiento fue un "verdadero chasco” para los astrónomos y los programas de investigación en Marte se detuvieron durante 20 años.
Sin embargo, en el año 2000, los científicos hicieron un descubrimiento que cambió de nuevo la partida: descubrieron que el agua una vez fluyó sobre la superficie marciana.
Este hallazgo prometedor reavivó el interés latente en la exploración de Marte.
Los científicos estudiaron detenidamente imágenes de barrancos y acantilados, recorriendo la superficie marciana en busca de evidencias de agua líquida.
Más de 10 años después, en 2011, encontraron definitivamente esas pruebas.
La estrategia de "seguir el agua, seguir el carbono, seguir la luz" daba y sigue dando frutos, explica Rocard.
Según astrobiólogos como Michael Viso,cada misión tras ese descubrimiento del agua “ha traído más y más pruebas de que Marte no está tan muerto como pensábamos”.
El último rover de los EE. UU. en visitar el planeta rojo, llamado Perseverance, está programado para aterrizar en febrero del próximo año, tras un viaje de seis meses desde su lanzamiento.
La sonda es quizás la más esperada hasta ahora. Su lugar de aterrizaje, el cráter Jezero, puede haber sido antaño un amplio delta de río de 45 kilómetros.
Rico en rocas sedimentarias, como arcilla y carbonatos, los mismos tipos de rocas que contienen rastros fósiles en la Tierra, Jezero podría ser un tesoro.
O tal vez no.
"Sabemos que el agua fluyó una vez, pero la pregunta sigue siendo: ¿por cuánto tiempo?" se pregunta Rocard. "Ni siquiera sabemos cuánto tiempo tardó la vida en aparecer en la Tierra".
Si la misión puede traer esas rocas a la Tierra, tal vez se podría dar respuestas a esas preguntas. Pero los científicos tendrán que esperar al menos 10 años para que el análisis esté disponible.
Los científicos también están considerando una pregunta más profunda: Si la vida nunca existió en Marte, ¿por qué no lo hizo?
La respuesta a esto podría enriquecer nuestra comprensión de cómo se desarrolló la vida en nuestro propio planeta, como explicó Jorge Vago, portavoz de la Agencia Espacial Europea.
Debido al cambio de la tectónica de las placas bajo del núcleo de la Tierra, es extremadamente difícil encontrar ahí rastros de vida anteriores a 3.500 millones de años.
Marte no tiene placas tectónicas, por lo que existe la posibilidad de que allí se conserven signos de vida de cuatro mil millones de años que "uno nunca podría encontrar en la Tierra", dijo también Vago.
Y si los últimos programas de exploración a Marte no logran encontrar signos de una antigua vida marciana, siempre hay otras fronteras para explorar.
Encelado y Europa, dos de las lunas de Saturno y Júpiter, respectivamente, se consideran mundos muy prometedores. Aunque alcanzarlos sigue siendo más ciencia ficción que realidad.