La galaxia más cercana al sistema solar y con la que chocaremos en unos 4 mil millones de años ya se ha comido otras galaxias con anterioridad.
04 November 2019 | Fuente: Observatorio Gemini
Una noche despejada, desde un lugar oscuro del mundo, puedes mirar en el vasto espacio hasta encontrar la galaxia de Andrómeda, también conocida como M31, la gran galaxia espiral vecina a nuestra Vía Láctea y la más distante que los humanos podemos ver con el ojo desnudo.
Esta enorme galaxia tiene el doble del diámetro de nuestra Vía Láctea y está a aproximadamente 2,5 millones de años luz. Contiene alrededor de un billón de estrellas, en contraste con los 250-400 mil millones de la Vía Láctea. A la vista, parece pacífica, pero, cuando los astrónomos la han estudiado han descubierto un pasado y un futuro bastante violentos.
El último descubrimiento, en el que desempeñaron un papel crucial el Observatorio Kitt Peak y el Observatorio Gemini, ha sido anunciado el 1 de octubre de 2019. Un grupo de astrónomos ha encontrado evidencias de dos grandes "episodios de migración" en la historia de la galaxia de Andrómeda, es decir, eventos en los que las galaxias enanas más pequeñas se fusionaron con la galaxia más grande. El más reciente sucedió hace unos miles de millones de años y el episodio anterior muchos miles de millones de años antes.
La prueba de estos dos eventos proviene de un campo relativamente nuevo, la “arqueología galáctica”, el estudio de los movimientos y propiedades de las estrellas y los cúmulos estelares, en este caso, cúmulos estelares globulares, para reconstruir la historia de una galaxia.
Las galaxias gaseosas enanas siguen los caminos gravitacionales en la vasta red cósmica establecidos por la materia oscura: atraviesan filamentos, migran lentamente hacia los cúmulos de materia oscura y se ensamblan en grandes galaxias. A medida que las galaxias enanas son atraídas por la gravedad, también se separan, dejando atrás torrentes de estrellas y cúmulos estelares compactos.
Los astrónomos estudian los flujos sobrantes de estrellas, aún visibles en las galaxias más ‘modernas’, para descubrir la historia de una galaxia. En este caso, se analizaron datos del Estudio Arqueológico de Pan-Andromeda, conocido como PAndAS. Su estudio fue publicado en la revista Nature el 2 de octubre.
“Somos arqueólogos cósmicos,” comentaba al respecto Geraint Lewis, co-director del estudio de la Universidad de Sydney, “solo que estamos cavando entre los fósiles de galaxias muertas hace mucho tiempo en lugar de en la historia humana”.
Al rastrear los débiles restos de estas galaxias más pequeñas con cúmulos estelares incrustados, añadía Lewis, pudieron recrear la forma en que Andrómeda los atrajo y finalmente los envolvió en diferentes momentos.
Este estudio prueba además que galaxias tan enormes como la Gran Nube de Magallanes se han fusionado con la Galaxia de Andrómeda al menos dos veces en su historia. La Gran Nube de Magallanes es una galaxia compañera de la Vía Láctea fácilmente visible en el hemisferio sur.
Los investigadores también hablaron sobre el futuro de la galaxia de Andrómeda y nuestra Vía Láctea. Las dos grandes galaxias se están acercando entre sí, y se espera que choquen varios miles de millones de años a partir de ahora.
El investigador de la Universidad Nacional de Australia, Dougal Mackey, otro co-director del estudio, lo resumía así: “La Vía Láctea está en curso de colisión con Andrómeda en unos cuatro mil millones de años. Saber a qué tipo de monstruo se enfrenta nuestra galaxia es útil para descubrir el destino final de la Vía Láctea”.