Desde la dificultad para observar las estrellas hasta sus efectos en la biodiversidad, la salud, la economía o incluso el cambio climático.
10 December 2024
La Navidad es sinónimo de villancicos, de dulces típicos, de regalos y, en general, de excesos. Muchos de ellos no solo vinculados a la comida o la bebida, sino también a la iluminación decorativa de algunas ciudades, algunas de las cuales se jactan incluso de que podrían verse desde el espacio... En fin.
La iluminación navideña es un espectáculo visual que forma parte de nuestras tradiciones, pero su impacto va mucho más allá de lo que imaginamos. Desde la dificultad para observar las estrellas hasta sus efectos en la biodiversidad y la salud, pasando por el cambio climático, la economía y la protección de cielos oscuros, este despliegue luminoso requiere una reflexión sobre su sostenibilidad.
La contaminación lumínica, definida como la introducción de un exceso de luz artificial que ilumina el cielo nocturno en áreas donde no es necesaria, es obviamnete un problema para la observaicón astronómica y por tanto, para el astroturismo. Durante las navidades, el incremento de iluminación en áreas urbanas y suburbanas intensifica este problema, reduciendo la visibilidad de cuerpos celestes y afectando tanto a astrónomos profesionales como a aficionados.
Territorios, negocios e iniciativas que apuestan por el turismo de estrellas para su desarrollo se sustentan en la calidad del cielo nocturno. Pero podemos ir aún más allá, si perdemos las estrellas, los seres humanos estamos perdiendo también unos de nuestros mayores patrimonios naturales, culturales y científicos.
La iluminación artificial altera los ciclos naturales de luz y oscuridad, afectando a diversas especies. Por ejemplo, las luces navideñas pueden desorientar a insectos nocturnos, aves migratorias y otros animales, interfiriendo en sus patrones de alimentación, reproducción y migración. Un estudio del CSIC publicado en El País destaca que las luces navideñas pueden causar desorientación en aves y alterar los comportamientos de insectos y otros animales nocturnos.
La exposición excesiva a la luz artificial durante la noche puede interferir con los ritmos circadianos humanos, afectando la producción de melatonina, una hormona clave en la regulación del sueño. Esto puede derivar en trastornos del sueño, aumento del estrés y otros problemas de salud. Nos lo contaba el doctor Carlos Fernñendez Carrillo, asegurando en su artículo que "La contaminación lumínica podría matar el turismo y a los turistas".
Un estudio publicado en Science en 2023 por la dra. en astrofísica Antonia Varela, directora de la Fundación Starlight, resalta el impacto profundo que tiene la contaminación lumínica en los fenómenos climáticos. El incremento en el uso de iluminación durante la Navidad contribuye al aumento del consumo energético, lo que a su vez se traduce en mayores emisiones de gases de efecto invernadero si la energía proviene de fuentes no renovables. Te lo contamos en nuestro artículo La Contaminación Lumínica y su impacto en el Cambio Climático: una relación subestimada.
Para equilibrar la tradición de la iluminación navideña con la protección del medio ambiente y la salud, se pueden implementar diversas estrategias:
Uso de Tecnología Eficiente: Optar por luces LED de bajo consumo y con espectros de luz menos perjudiciales para la fauna.
Horarios Reducidos: Limitar el tiempo de encendido de las luces navideñas, apagándolas durante las horas de menor actividad.
Diseño Responsable: Orientar las luces de manera que minimicen la dispersión hacia el cielo y las áreas naturales sensibles.
Concienciación Pública: Informar a la ciudadanía sobre los impactos de la contaminación lumínica y promover prácticas más sostenibles.
En conclusión, si bien la iluminación navideña forma parte de nuestras tradiciones, es fundamental ser conscientes de sus impactos y adoptar medidas que permitan disfrutar de estas festividades de manera sostenible y respetuosa con el entorno y la salud pública.
Referencias: