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LIGO cumple 10 años: los avances en el agujero negro "solo mejorarán"

Diez años después de su primera detección de ondas gravitacionales, LIGO celebra su legado y la comunidad plantea la próxima generación de observatorios.

15 September 2025

El 14 de septiembre de 2015 marcó un antes y un después en la astronomía: los interferómetros gemelos del Laser Interferometer Gravitational-wave Observatory (LIGO) detectaron por primera vez las ondas gravitacionales generadas por la fusión de dos agujeros negros, confirmando una predicción clave de la relatividad general y abriendo una ventana completamente nueva al cosmos. Desde entonces, LIGO —junto con los detectores hermanos Virgo y KAGRA— ha convertido las «señales» en rutina científica y plantea ya ambiciosos proyectos para mirar (oír) aún más lejos y con mucha más precisión. 

Logros de una década: de lo histórico a lo cotidiano

En estos diez años los detectores terrestres han mejorado sustancialmente. La sensibilidad de la red LIGO–Virgo–KAGRA se ha incrementado —aproximadamente duplicando su alcance en este periodo— lo que equivale a monitorizar un volumen del Universo varias veces mayor y, por tanto, a detectar muchas más fusiones de sistemas compactos. Hoy en día, y según responsables de LIGO, las fusiones de agujeros negros se registran con una cadencia de orden una cada pocos días; la estadística ha pasado de unos pocos eventos históricos a decenas y centenas que permiten estudiar poblaciones, evolución estelar y física extrema.

10 años de ligoLa instalación del Observatorio de Ondas Gravitacionales (LIGO) del Interferómetro Láser, en Hanford, Washington. Crédito: IMAGO/Xinhua vía Alamy 

¿Qué viene ahora? Cosmic Explorer y el Einstein Telescope

El campo no se queda aquí: hay dos propuestas de tercera generación que prometen transformar la disciplina. Por un lado, Cosmic Explorer (CE) —planteado en Estados Unidos— es un interferómetro «L-shape» con brazos mucho más largos (conceptos discutidos contemplan 40 km para el detector principal y un segundo de 20 km), diseñado para detectar cientos de miles de fusiones de agujeros negros anualmente e incluso hasta ~10?–10? eventos de objetos más ligeros (estrellas de neutrones) en función de la configuración de red. Es decir, CE pretende llevar la sensibilidad a distancias y tiempos cósmicos inalcanzables hoy.

En paralelo, Europa está impulsando el Einstein Telescope (ET), un observatorio subterráneo con diseño triangular y brazos de ~10 km que combinaría varios interferómetros en un mismo recinto para mejorar la sensibilidad en un amplio rango de frecuencias, incluyendo la banda baja (unos pocos Hz), vital para estudiar sistemas masivos y señales más largas. El ET apunta a multiplicar por un orden de magnitud la sensibilidad de los detectores actuales y abrirá nuevas posibilidades en cosmología y física fundamental. 

¿Mejorar LIGO tiene sentido? —las actualizaciones intermedias

Mientras se estudia la construcción de CE y ET, el propio LIGO contempla un escalón intermedio de mejoras —conocido como LIGO A? (A-sharp)— que podría, en la próxima década, más que duplicar la sensibilidad actual del observatorio mediante mejoras en la potencia láser, espejos más pesados y sistemas de aislamiento. A? se concibe como paso tecnológico y operativo hacia la futura generación de detectores, permitiendo además probar soluciones que CE y ET podrían incorporar. 

Riesgos y condicionantes: financiación y política científica

Nature recuerda que estos planes ambiciosos no son puramente técnicos: dependen de financiación sostenida en agencias nacionales e internacionales. El artículo menciona preocupación por el futuro del apoyo de la National Science Foundation (NSF) en EE. UU. y cómo recortes presupuestarios podrían ralentizar o comprometer algunos proyectos y actualizaciones. La continuidad del esfuerzo requiere compromiso político y social para sostener infraestructuras científicas de gran escala. 

¿Por qué importa para la astronomía (y para el público)?

La «audición» de fusiones compactas ha convertido a las ondas gravitacionales en una herramienta de astronomía multimensajera: combinadas con luz, neutrinos o rayos X permiten localizar eventos y estudiar procesos extremos —desde la formación de agujeros negros hasta la producción de elementos pesados— con una riqueza de datos que ninguna otra ventana cósmica ofrece. Con cientos de miles de eventos al año (en las previsiones más optimistas) podremos trazar la historia de las fusiones a lo largo de la formación de galaxias y afinar parámetros cosmológicos con gran precisión. Para el público, ello se traduce en descubrimientos constantes que campean en titulares y en programas de divulgación que acercan la física fundamental a todos. 

En TdE ya hemos seguido los grandes hitos relacionados con agujeros negros y ondas gravitacionales, como la detección de fusiones extraordinarias que han marcado la agenda científica reciente:

Fuentes:

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