Según un estudio, los investigadores creen que se trata de una colisión cósmica entre dos exoplanetas, uno de los cuales probablemente contenía hielo.
20 February 2024
Incluso dentro de nuestro propio sistema solar, los científicos han visto evidencia de colisiones planetarias gigantes que se produjeron hace mucho tiempo. Las pistas restantes, como la inclinación de Urano y la existencia de la Luna de la Tierra, apuntan a momentos de nuestra historia lejana en los que los planetas de nuestra vecindad estelar chocaron entre sí, cambiando para siempre su forma y su ubicación en órbita.
Los científicos que observan exoplanetas lejanos fuera de nuestro sistema solar pueden detectar evidencia similar de que, en todo el universo, los planetas a veces chocan. En este nuevo estudio, la evidencia de tal impacto proviene de una nube de polvo y gas con una luminosidad extraña y fluctuante.
Los científicos estaban observando una estrella joven (de 300 millones de años) similar al Sol cuando notaron algo extraño: el brillo de la estrella disminuyó repentina y significativamente. Un equipo de investigadores miró un poco más de cerca y descubrió que, justo antes de esta caída, la estrella mostraba un aumento repentino en la luminosidad infrarroja.
Al estudiar la estrella, el equipo descubrió que esta luminosidad duraba 1.000 días. Pero dos años y medio después de este brillante evento, la estrella fue eclipsada inesperadamente por algo, lo que provocó una caída repentina en el brillo. Este eclipse duró 500 días.
El equipo investigó más a fondo y descubrió que el culpable detrás del aumento de luminosidad y del eclipse era una nube gigante y brillante de gas y polvo. La razón: los investigadores creen que se trata de una colisión cósmica entre dos exoplanetas, uno de los cuales probablemente contenía hielo.
Este estudio se realizó utilizando datos de archivo de la misión WISE, ahora retirada, de la NASA; la nave espacial continúa operando bajo el nombre NEOWISE. Esta estrella fue detectada por primera vez en 2021 mediante el estudio robótico terrestre ASAS-SN (All-Sky Automated Survey for Supernovae).
En un nuevo estudio que detalla estos eventos, los científicos sugieren que dos exoplanetas gigantes de varias a decenas de masas terrestres chocaron entre sí, creando tanto el pico infrarrojo como la nube. Un choque como este licuaría completamente los dos planetas, dejando atrás un único núcleo fundido rodeado por una nube de gas, roca caliente y polvo.
Después del choque, esta nube, que aún contenía el remanente caliente y brillante de la colisión, continuó orbitando la estrella y finalmente se movió frente a ella y la eclipsó.
Si bien estos datos revelaron restos de esta colisión planetaria, el brillo de este choque aún debería ser visible para telescopios como el Telescopio Espacial James Webb de la NASA. De hecho, el equipo de investigación detrás de este estudio ya está elaborando propuestas para observar el sistema con Webb.