Durante gran parte de la historia, los eclipses fueron temidos, malinterpretados y envueltos en mitos oscuros, que veces incluían dragones o demonios.
31 October 2025
En la actualidad, miles de personas viajan por el mundo para contemplar eclipses solares y vivir ese momento en que el día se convierte en noche y el Sol parece desaparecer. Pero durante gran parte de la historia, los eclipses fueron temidos, malinterpretados y envueltos en mitos oscuros. El mismo fenómeno que hoy impulsa el astroturismo fue, durante siglos, sinónimo de caos, guerras o castigos divinos.
Cuando el cielo se oscurecía sin previo aviso, los pueblos antiguos no tenían herramientas para comprender qué ocurría. Los eclipses solares y lunares interrumpían el orden natural y provocaban pánico colectivo.
En Mesopotamia, por ejemplo, se creía que un demonio celestial devoraba al Sol, y los sacerdotes realizaban rituales para espantarlo. En China, los astrónomos imperiales advertían al emperador con antelación, y si fallaban en la predicción podían ser ejecutados. De ahí proviene el famoso mito del dragón celestial que se come al Sol: los aldeanos golpeaban tambores y ollas para ahuyentarlo.
 Rahu se traga el Sol, conocido como Rahukalam/ Autor: King muh / Wikimedia commons
Rahu se traga el Sol, conocido como Rahukalam/ Autor: King muh / Wikimedia commonsEn América precolombina, los mayas y aztecas también asociaban los eclipses con malos presagios y sacrificios humanos. En algunos códices se representan figuras decapitadas durante un eclipse, como símbolo de renovación cósmica.
“Para los pueblos antiguos, los astros no eran simples luces, sino dioses vivos. Cuando uno desaparecía, el universo entero corría peligro”, explica la NASA en un artículo sobre las creencias antiguas vinculadas a los eclipses.
Fuente: NASA – Eclipses through history
El miedo a estos fenómenos también dejó huella en la historia. El filósofo griego Tales de Mileto predijo un eclipse solar en el año 585 a.C., durante una batalla entre medos y lidios. Cuando el Sol se oscureció en pleno combate, ambos ejércitos lo interpretaron como una señal divina y firmaron la paz. Fue el primer eclipse “documentado” que detuvo una guerra.
Siglos más tarde, en 1133, un eclipse total de Sol coincidió con la muerte del rey Enrique I de Inglaterra, y los cronistas medievales lo narraron como una advertencia del cielo.
Incluso en tiempos modernos, el eclipse de 1919 fue clave para la ciencia: permitió a Arthur Eddington comprobar la teoría de la relatividad de Einstein, midiendo la curvatura de la luz de las estrellas. Lo que antes inspiraba miedo, ahora se convertía en una puerta al conocimiento.
Hoy, los eclipses son uno de los mayores atractivos del turismo de estrellas. Miles de personas recorren el planeta para situarse bajo la sombra de la totalidad. En España, por ejemplo, el 12 de agosto de 2026 se vivirá un eclipse total de Sol, visible desde Galicia hasta las Islas Baleares, con una anchura de franja de unos 290 kilómetros, según la Comisión Nacional del Eclipse.
Será un evento único: España será el único territorio habitado desde el que podrá verse la totalidad y se espera que millones de astrónomos, astrocuriosos y amantes de los eclipses (se barajan cifras entorno a los 17 millones de personas) se trasladen para contemplarlo.
Un fenómeno que, paradójicamente, antes generaba terror y ahora moviliza economías y despierta vocaciones científicas.
Puedes descubrir más sobre este acontecimiento en nuestra sección especial sobre el Eclipse Solar de 2026.
 Eclipse de sol / imagen bajo licencia depositphotos
Eclipse de sol / imagen bajo licencia depositphotosAunque hoy entendemos la mecánica celeste, la emoción que provoca un eclipse sigue siendo casi primitiva. Quienes lo han vivido describen una mezcla de fascinación, vértigo y conexión con algo más grande. Durante unos minutos, el tiempo se detiene y la humanidad vuelve a sentirse diminuta frente al cosmos.
Quizá por eso, cada eclipse sigue teniendo algo de sagrado. No porque el Sol desaparezca castigado por los dioses, sino porque nos recuerda nuestra pequeñez y, al mismo tiempo, nuestro poder para comprender el universo.
Y si este artículo te ha gustado, muy pronto ampliaremos información sobre mitología y eclipses con los expertos de Corvus Maris.
