Spitzer Resurrector cuenta con colaboración de Rhea Space Activity, instituciones de investigación y la Fuerza Espacial de EEUU y podría lanzarse en 2026.
24 May 2023
Tras más de 16 años estudiando el universo con luz infrarroja, revelando nuevas maravillas en nuestro sistema solar, nuestra galaxia e incluso más allá, la misión del Telescopio Espacial Spitzer de la NASA llegó a su fin en 2020, dejando la nave espacial a la deriva, a una distancia de la Tierra superior al doble de la que hay entre el Sol y nuestro planeta, pero... Ahora, una pequeña startup con menos de 10 trabajadores cree poder recuperar las comunicaciones con el observatorio.
Lanzado en 2003, Spitzer fue uno de los llamados cuatro Grandes Observatorios de la NASA, junto con el Telescopio Espacial Hubble, el Observatorio de Rayos X Chandra y el Observatorio de Rayos Gamma Compton. El programa de Grandes Observatorios demostró la capacidad de usar diferentes longitudes de onda de luz para crear una imagen más completa del universo.
Entre sus muchas contribuciones científicas, Spitzer estudió cometas y asteroides en nuestro sistema solar y encontró un anillo previamente no identificado alrededor de Saturno. El telescopio observó la formación de estrellas y planetas, la evolución de galaxias desde el universo antiguo hasta el presente, y la composición del polvo interestelar.
También demostró ser una poderosa herramienta para detectar exoplanetas y caracterizar sus atmósferas. El trabajo más conocido de Spitzer fue la detección de los siete planetas del tamaño de la Tierra en el sistema TRAPPIST-1 (el mayor número de planetas terrestres encontrado orbitando una estrella), determinando además sus masas y densidades.
El 'Spitzer Resurrector' es una misión telerrobótica, y viajaría unos 300 millones de km y se encontraría con Spitzer. "Spitzer Resurrector está diseñado para reiniciar Spitzer, confirmar que ha sido restaurado a sus capacidades de rendimiento originales, y luego permanecer cerca para actuar como un relé de datos de alta velocidad a la Tierra, restaurando así Spitzer a su plena eficiencia", dijo Rhea Space Activity en un comunicado de prensa.
Se trata de una colaboración entre una empresa espacial privada, instituciones académicas de investigación y la Fuerza Espacial de Estados Unidos que cuenta con uno de los programas de desarrollo que ha llamado más la atención debido a la complejidad de la tecnología que se requiere.
La NASA ha concedido a Rhea Space Activity un STTR de Fase 1, y RSA persigue un STTR de Fase 2. La misión podría ser lanzada en el año 2026, por lo que es fundamental conceder los permisos necesarios ya, para acelerar el proceso de desarrollo de toda la instrumentación. El objetivo sería acudir a la parte trasera del Sol desde nuestra perspectiva, lo que le llevaría un periodo de viaje de unos 3 años. La clave del programa sería la obtención de información antes de que acabase esta misma década.
El objetivo es obtener la información necesaria a una distancia muy próxima de la nave espacial original. De esta manera, la opción de que se pueda sobrecalentar el hardware de la misma se reduce de forma exponencial. Habrá que esperar unos meses para conocer si es viable la realización de esta misión o si, por el contrario, el observatorio se ha perdido para siempre.
Aunque no fue el primer telescopio infrarrojo espacial de la NASA, cuando se lanzó, Spitzer fue el telescopio infrarrojo más sensible de la historia y ofreció una visión más profunda y de mayor alcance del cosmos infrarrojo que sus predecesores. Situado por encima de la atmósfera de la Tierra, Spitzer podía detectar longitudes de onda no observables desde tierra.
La misión principal del Spitzer llegó a su fin en 2009, cuando el telescopio agotó su suministro de refrigerante de helio líquido necesario para operar dos de sus tres instrumentos, el espectrógrafo infrarrojo y el Fotómetro de Imágenes Multibanda para la misión Spitzer. La misión fue considerada un éxito, habiendo logrado todos sus objetivos científicos primarios y más. Pero la historia del Spitzer no había concluido.
Los ingenieros y científicos fueron capaces de mantener la misión en marcha utilizando sólo dos de los cuatro canales de longitud de onda del tercer instrumento, la Cámara Infrarroja. A pesar de los crecientes desafíos de ingeniería y operaciones, el Spitzer continuó produciendo ciencia transformadora durante otros 10 años y medio, mucho más de lo que los administradores de la misión anticiparon.
Durante su prolongada misión, el Spitzer continuó haciendo importantes descubrimientos científicos. En 2014, detectó evidencia de colisiones de asteroides en un sistema planetario recién formado, proporcionando pruebas de que tales colisiones podrían ser comunes en sistemas solares nuevos y cruciales para la formación de algunos planetas.
En 2016, Spitzer trabajó con el Hubble para obtener imágenes de la galaxia más distante jamás detectada. Y a partir de 2016, el Spitzer estudió el sistema TRAPPIST-1 durante más de 1.000 horas. Poder recuperar a este Gran Telescopio Espacial sería, sin lugar a dudas, una fuente de información que despertaría más de una incógnita.