Los científicos han descubierto la huella genética del impactador de Chicxulub, revelando los orígenes de la roca en los confines de nuestro Sistema Solar.
23 August 2024
Siempre se ha mostrado mucho interés por la extinción de los dinosaurios y no es para menos. Lo que ahora investiga un nuevo estudio publicado en la revista Science es que la roca espacial que exterminó a los dinosaurios hace 66 millones de años fue el impacto de un asteroide fuera de Júpiter.
El hallazgo precisa la naturaleza de la fatídica roca espacial y su origen dentro de nuestro sistema solar, y puede resultar beneficioso para la tecnología que pronostica impactos de asteroides en nuestro planeta.
La mayoría de los científicos coinciden en que el impactador de Chicxulub (que recibe su nombre de la comunidad que hoy se encuentra en México cerca del cráter de 145 kilómetros de ancho tallado por la roca) proviene de nuestro Sistema Solar. Pero sus orígenes precisos siguen sin estar claros, debido a la falta de evidencia química clara que no haya sido contaminada por el propio material de la Tierra.
Ahora, en los restos del impactador recolectados en las regiones europeas de la corteza de nuestro planeta, los científicos han descubierto que la composición química de un elemento raro llamado rutenio es similar a la de los asteroides que se ciernen entre las órbitas de Marte y Júpiter.
El elemento es una "huella genética" de las rocas del cinturón principal de asteroides, donde se encontraba la fatídica roca del tamaño de una ciudad antes de chocar con la Tierra hace 66 millones de años, dijo Mario Fischer-Gödde, científico del Instituto de Geología y Mineralogía de la Universidad de Colonia en Alemania, quien dirigió el nuevo estudio.
El asteroide probablemente fue empujado hacia la Tierra ya sea por colisiones con otras rocas espaciales o por influencias en el sistema solar exterior, donde los gigantes gaseosos como Júpiter albergan inmensas fuerzas de marea capaces de perturbar órbitas de asteroides que de otro modo serían estables.
Los hallazgos se basan en una nueva técnica que básicamente rompe todos los enlaces químicos que refuerzan una muestra de roca mientras está almacenada en un tubo sellado, lo que permite a los científicos medir los niveles específicos de rutenio en el impactador de Chicxulub.
Los investigadores compararon los resultados con muestras de otros sitios de impacto de asteroides en Sudáfrica, Canadá y Rusia, y también con un par de meteoritos carbonosos, que dominan la región exterior del cinturón principal de asteroides. Las firmas químicas del rutenio en el impactador de Chicxulub fueron consistentes solo con las de los meteoritos carbonosos, lo que apunta a su origen en el sistema solar exterior.
Los científicos saben, gracias a los modelos de fusión nuclear, que el rutenio se forjó en el interior de generaciones anteriores de estrellas y se arrojó al universo cercano tras su muerte explosiva. El raro elemento acabó siendo absorbido por los planetas y asteroides que se fusionaron en nuestro sistema solar.
En la Tierra, se hundió profundamente en el planeta mucho antes de que el impactador de Chicxulub golpeara las aguas poco profundas que bordean la costa del actual México, lo que arrojó partículas de polvo finas y ácidas al aire que redujeron la luz solar y sumieron a la Tierra en un oscuro invierno. El momento apocalíptico exterminó a más del 70% de todas las especies, incluidos los dinosaurios no aviares, y desencadenó un cambio climático irreversible que preparó el terreno para la evolución de los mamíferos que finalmente condujo a los humanos.
El cráter Chicxulub es el único lugar de impacto conocido en la Tierra causado por un asteroide del sistema solar exterior, por lo que documentar sus orígenes podría brindar información a los modelos que describen los impactos en los planetas por parte de objetos dentro de sus sistemas.
Es probable que en los próximos años el programa Artemis de la NASA encabece esa labor de recopilación de datos. El programa tiene como objetivo recoger y traer a la Tierra un conjunto de muestras lunares que contendrían los restos antiguos e inalterados de los asteroides y cometas que bombardearon tanto la Tierra como la Luna al principio de su historia, entre otros posibles hallazgos.