El relevante y oculto papel de la mujer en la historia de la astronomía con la charla 'Las Mujeres y las Estrellas' del Observatorio de Monfragüe
08 March 2018
¿Cuantos astrónomos conocéis? Con esta pregunta abre Sayaka Fernández Díaz, técnico del Observatorio de Monfragüe en Cáceres, la charla ‘Las Mujeres y las Estrellas’, impartida la tarde de ayer para los alumnos del ciclo de Igualdad de Género en el I.E.S Al-Qázeres de la capital cacereña, que trata de poner de manifiesto el papel de las mujeres en la historia de la astronomía.
Galileo, Newton, Ptolomeo...Poco a poco van saliendo algunos nombres. Hasta que la ponente incide ¿Y cuántas astrónomas? El silencio es absoluto.
Pese a que las mujeres fueron las primeras astrónomas de la prehistoria, cuando calculaban los ciclos menstruales con la luna y las cosechas a través de la observación estelar, la historia de la astronomía moderna (como la Historia en general), no ha tenido mucha consideración con el género femenino, aunque ellas siempre hayan participado tanto o más que los hombres en su desarrollo.
Empecemos, como han podido hacer los asistentes a la charla, echando números.
La cifra de astrónomos reconocidos a lo largo del tiempo ronda las 2000 personas. ¿Cuántos de ellos calcula que son mujeres? ¿La mitad? ¿Un tercio? La respuesta es es muy ilustrativa de la realidad femenina, porque el número de mujeres que han tenido la posibilidad de escribir su nombre en las páginas de la historia de la astronomía apenas llega a veinte.
Nombres como Hipatia de Alejandría (la más conocida gracias a la película Ágora), Fátima de Madrid, María Wilckelmann, Caroline Herschel, Nicole-Reine Lepaute, María Mitchell, Henrietta Leavitt, Cecilia Payne, o físicas como Margaret Geller o Jocellyn Bell entre otras muchas, han quedado supeditadas a las figuras masculinas que las han acompañado, en el mejor de los casos, o directamente olvidadas en los libros de astronomía. ¿Por qué? ¿Son sus descubrimientos menos importantes que los de los hombres? Hablamos del hallazgo de millones de estrellas, de la creación del astrolabio, la variación de las Cefeidas, la temporalidad del paso del cometa Halley, la composición de hidrógeno de las estrellas, el descubrimiento (real) de Urano, el de los púlsares... Y tantos más que la lista es abrumadora.
En cuanto a la carrera aeroespacial el panorama no es mucho más halagüeño, explica la técnico del Observatorio de Monfragüe. De los alrededor de 550 astronautas de la historia, tan sólo 58 han sido mujeres y éstas siempre han sido etiquetadas, además de por su género, por aspectos como su condición sexual, su procedencia o su edad, antes que por su currículum o sus logros profesionales.
Poco más de cincuenta años han transcurrido entre que las primeras cosmonautas rusas perdieran la vida mientras servían a modo de ‘experimento’ antes de enviar a un hombre al espacio (Yuri Gagarin) y que las actuales mujeres astronautas deban optar, en la mayoría de los casos, por interrumpir a base de pastillas su ciclo menstrual porque los trajes espaciales, al igual que las naves, aún no están adaptados para las necesidades femeninas, pese al meteórico desarrollo que tiene la industria aeroespacial.
Todo parece indicar que también en la astronomía, tal y como dijo la brillante astrónoma Vera Rubin, quien pese a sus revolucionarios descubrimientos falleció recientemente sin haber recibido el merecido Nóbel, "la igualdad es tan elusiva como la materia oscura".