Las estrellas que inspiraron Machu Picchu

Rodeada por las montañas de los Andes en Perú, encaramada en una cresta a 2.430 metros sobre el desfiladero del río Urubamba, se encuentra la también conocida como ‘Ciudad Perdida de los Incas’, nos referimos por supuesto al Machu Picchu, uno de los yacimientos más famosos y espectaculares del planeta.

No en vano, Machu Picchu fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO y es considerado una de las nuevas maravillas del mundo.

Machu Picchu fue originalmente parte del vasto imperio inca, la civilización que floreció en el antiguo Perú entre el 1400 y 1533 d.C. Se calcula que pudo haber sido hogar de unos 1.200 habitantes que, utilizando sofisticados métodos de terrazas, satisfacían sus necesidades agrícolas.

La astronomía fue uno de los estudios más importantes para la civilización inca precisamente debido a su uso en la agricultura y para medir el paso del tiempo, por lo que también tuvo un importante papel en sus construcciones. 

Machu Picchu es un ejemplo claro de cómo los astros, especialmente el sol, influyeron en la arquitectura inca. Esta ciudad tiene al menos dos estructuras que los investigadores consideran de importancia astronómica. El primero es un pilar de piedra que los incas llamaban "para atar el sol" o "intihuatana", probablemente asociado con el solsticio de invierno.

Otro es el monumento llamado el Mirador, que está hecho de piedras talladas a medida y se cree que fue utilizado por los sacerdotes para observar la posición de los cuerpos celestes. 

Sea como sea, Machu Picchu es un ejemplo excelente de arquitectura influida por el paisaje celeste. Lo pueden comprobar los que llegan a las ruinas a través del Camino del Inca y atraviesa por primera vez la Puerta del Sol (IntiPunku), desde la que se divisa una panorámica del valle espectacular, rodeado por un cielo que parece querer acariciar la ciudad del Machu Picchu.

No obstante, y para preservar el monumento, no es posible visitar Machu Picchu de noche (el horario oficial es hasta las 5 p.m), por lo que solo podemos imaginar cómo sería ver las estrellas desde esta atalaya. La buena noticia es que el astroturismo se está comenzando a implantar en la zona, y el valle andino donde se encuentra aún conserva la magia del cielo nocturno que debieron contemplar los incas.