¡Háganme caso!...O cuando la colaboración hace milagros

“¡Allí está!” Jueves 24 de septiembre de 1846, en el Observatorio de Berlín. Son poco más de las 12 de la noche. El astrónomo Johann Gottfried Galle asistido por Heinrich Louis d'Arrest intentan a duras penas contener su emoción.

 Acaban de realizar uno de los principales descubrimientos astronómicos del siglo XIX.

Hagamos un viaje en el tiempo. 66 años antes, en 1781, William Herschell descubre el planeta Urano desde su jardín de la ciudad de Bath, en el Sur de Inglaterra. Este descubrimiento también marca su época, pero, rápidamente, unos astrónomos se dan cuenta que el planeta tiene un comportamiento un tanto raro: hay irregularidades en su órbita. Única explicación válida: otro planeta que está influyendo sobre la órbita de Urano. ¿Pero dónde está? 

Varios astrónomos se pusieron a trabajar sobre el comportamiento de Urano. Uno de ellos, el francés Urbain Le Verrier, publica varios trabajos sobre este tema. El 23 de septiembre de 1846, Johan Gottfried recibe su última publicación, que incluye masa, órbita y posición probable de este planeta desconocido.

 El día siguiente, después de menos de una hora de observación, Gottfried y su asistente lo identifican, a apenas un grado de la posición prevista por Le Verrier.

 ¡Acababan de encontrar el planeta Neptuno!

Así, el descubrimiento del octavo planeta del sistema solar marca un momento clave en la historia de la astronomía: se había descubierto gracias a proyecciones establecidas por las matemáticas.  Eso sí: como en muchos casos, este descubrimiento ha sido el fruto de una colaboración.

… y es así que Johann Gottfried Galle se ganó el derecho a tener un cráter a su nombre en el planeta Marte. Oficialmente se llama el cráter Galle, pero en el mundo de la astronomía se le suele llamar el cráter “Happy Face” :)

   https://www.msss.com/education/happy_face/smile.gif

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