Astronomía
Un cuento sobre estrellas para celebrar el Día del Libro
'Polaris y sus tres maridos' es uno de los cuentos del libro 'Historias del Cielo', creado por monitores y guías Starlight para divulgar la astronomía.
Los astros siempre han despertado la imaginación del ser humano y han hecho correr ríos de tinta. Así que, si hay una manera rápida de llegar a las estrellas, es a través de los cuentos. Por eso, hoy 23 de abril celebramos el Día Mundial del Libro con un cuento extraído de Historia del Cielo, una compilación de cuentos, leyendas e historias relacionadas con los astros con la que los Monitores y Guías Starlight pretenden divulgar la astronomía al mismo tiempo que emocionar a los lectores.
Polaris y sus tres maridosPilar Expósito
Estrella Polaris, en la constelación de la Osa MenorHabía pasado tiempo desde que nació y su padre pensaba que ya era hora de que Polaris contrajera matrimonio, una princesa de su edad debía desposarse sin más demora. La joven tenía fama de decidida y testaruda, sin embargo, no presentó oposición a las exigencias de su padre.
Tres apuestos jóvenes se dispusieron a desposar a Polaris, para ello hablaron con su padre para pedir la mano de su hija. Los tres le parecieron merecedores de la mano de Polaris, con lo que pensó que lo mejor sería que ella misma decidiese con quien casarse. Cuando preguntaron a Polaris cuál de los tres sería el merecedor de su amor, ella sin dudarlo un momento dijo que se casaría con los tres. Nada ni nadie fue capaz de convencerla ni de hacerle cambiar de opinión, Polaris tendría tres maridos.
Wikimedia commonsSu padre, convencido de que su hija tenía el juicio nublado ¿pues en qué cabeza cabría pensar que podría tener tres maridos?, pidió a los jóvenes que para ser merecedores del amor de Polaris debían traer un objeto excepcional que les hiciese dignos de la mano de su hija, para ello les dio un año de plazo.
Los tres pretendientes pusieron rumbo a los confines del mundo, cada uno por su lado para encontrar el mejor objeto, y al cabo de los meses, volvieron a coincidir en el puerto que les llevase de nuevo hasta el reino de su amada.
El primer pretendiente Phecda (nombre de la estrella Ursae Majoris Phecda, Phekda o Phad, de la constelación de la Osa Mayor), llevaba como objeto un espejo, un espejo modesto y algo deteriorado extraído de las profundidades del mar, entregado a Phecda por un viejecito cerca de dónde aguardaba 32 el barco rumbo al reino de Polaris. El espejo estando dañado y viejo poseía una propiedad mágica, y es que poseía la virtud de mostrarle a su dueño todo aquello que quisiese ver.
El segundo pretendiente, Thuban (nombre de la estrella Alfa Draconis / Dra / 11 Draconis, de la constelación del Dragón) contó que había estado durante aquel tiempo perdido en la selva, donde conoció a un curandero llamado Ofiuco, que después de contarle el objetivo de su viaje, éste le obsequió con unas ramas de una planta muy especial, y es que aquellas ramas tenían la capacidad de devolver a los muertos a la vida.
Ofiuco, el signo del zodiaco número 13El tercer pretendiente, Kochab (nombre de la estrella Kochab, Kocab o Ursae Minoris de la constelación de la Osa Menor), a orillas del mar vio llegar surcando las aguas un cofre grande y otro pequeño. Del cofre grande salieron multitud de personas y del pequeño sus enseres y equipajes. El último pasajero ofreció a Kochab si quería comprar los cofres ya que poseían el poder de llevar en muy poco tiempo a su dueño y a quienes le acompañen a cualquier lugar del mundo que deseasen ir, de manera inmediata.
Finalmente, los tres pretendientes se reunieron en el puerto de regreso al reino de Polaris. Phecda enseñó su viejo espejo y para probarlo pidió ver a Polaris, pero cuál no sería su sorpresa al descubrir que Polaris yacía muerta en un ataúd.
Thuban, el segundo pretendiente mostró las ramas de su extraña planta que tenían el poder de devolver la vida a los muertos, pero sabía que les quedaba un largo viaje y para cuando llegasen, ya no funcionarían.
Por último, Kochab enseñó sus cofres, los cuales podrían llevarles de manera inmediata hasta el reino de Polaris. Corrieron los tres a hacia el cofre grande, metiendo su equipaje en el pequeño y justo cuando se hubo cerrado, ya se encontraban en la morada de su amada.
El padre de Polaris ya tenía todo dispuesto para enterrarla y mientras lloraba desconsolado vio a los tres jóvenes acercándose y en el borde el ataúd, puso las ramitas curativas en sus labios y la joven Polaris despertó deslumbrante y feliz.
Todos en el reino celebraron la vuelta a la vida de Polaris. Su padre, decidió que debía ser Thuban quien finalmente desposase a su hija, pero los otros dos pretendientes Phecda y Kochab protestaron. Si no hubiese sido por el espejo no habrían visto a Polaris fallecida y si no hubiese sido por los cofres no hubiesen podido llegar a tiempo.
El padre de Polaris, confuso, no sabía cuál debía ser el merecedor de la mano de su hija, entonces Polaris, mirando a su padre, le dijo:
- ¿Lo ve usted, padre, como me hacían falta los tres?
FIN
Vía: Starry Night®Éste y otros cuentos sobre las estrellas, las constelaciones y la Vía Láctea los puedes encontrar en el libro Historias del Cielo. Para descargar su versión digital a través de la web de la Fundación Starlight sigue este ENLACE.