Destinos
Cuando el cielo también arde, Extremadura resiste
Incendios como el de Jarilla nos recuerdan que nadie tiene derecho a cubrir con humo las estrellas, pero si algo nos enseña el cielo es que todo renace.
Extremadura está acostumbrada a mirar al cielo. Un cielo puro, silencioso, vivo, que cada noche se enciende para recordarnos que todavía quedan lugares donde la Vía Láctea late como una promesa. Por eso duele tanto ver cómo este verano, el fuego ha teñido de rojo lo que debería haber sido azul y negro. Desde Jarilla —convertida en triste símbolo de la lucha contra las llamas— hasta otros rincones del oeste peninsular, los incendios nos han recordado que lo que arde no es solo paisaje: también se quema el horizonte, el silencio, el derecho a soñar mirando hacia arriba.
Porque lo primero que se pierde no son los árboles, sino el tiempo. El tiempo de pasear entre jaras, de escuchar búhos, de esperar que aparezca Saturno tras la loma. Cada hectárea calcinada es un mordisco no solo a nuestra biodiversidad, sino también a uno de los recursos más valiosos que tiene Extremadura: su cielo nocturno, uno de los mejor conservados de Europa y verdadero motor de ese turismo sostenible que crece bajo las estrellas.
Valle del Jerte desde el Mirador de Tornavacas / Vía: Extremadura Buenas NochesEn Turismodeestrellas.com lo sabemos bien: cada vez son más los viajeros que llegan atraídos por los recursos naturales de este territorio de encantos infinitos, incluido el cielo. Por eso esta región cuenta con alojamientos rurales que apuestan por la astronomía, empresas de astroturismo que ofrecen actividades en entornos únicos como el Valle del Jerte, el Valle del Ambroz, Monfragüe, Sierra de Gata, o las Hurdes, y municipios que protegen con orgullo sus noches oscuras. Hace solo unos meses escribíamos sobre lugares mágicos desde donde ver eventos astronómicos en Extremadura… Hoy algunos de ellos miran al fuego con rabia contenida. A todos ellos nuestro más sincero apoyo.
Pero no podemos quedarnos ahí. Porque lo que está sucediendo no es fruto del azar, sino muchas veces de la ambición, de intereses egoístas o directamente criminales de quienes se creen con derecho a incendiar un monte para especular, cazar o aprovecharse de la tierra. Quienes prenden fuego están atentando no solo contra el paisaje, sino contra quienes lo habitan y lo aman. A ellos debería caerles TODO el peso de la ley; y a las autoridades, les pedimos que por una vez se ponga un ejemplo claro, que no vuelva a quedar impune la destrucción de un paraíso como el extremeño. Porque no basta con hacerse la foto durante el incendio: los políticos deben transformar su presencia en ayudas reales, en políticas de desarrollo sostenible y de futuro, que garanticen empleo digno ligado a la naturaleza, inversión en prevención, medios rurales vivos… y no solo aviones que a veces llegan cuando ya es demasiado tarde.
Crédito: UPA-UCe ExtremaduraY mientras recorremos estas horas amargas, nuestro agradecimiento absoluto a quienes están luchando sin descanso: bomberos forestales, INFOEX, UME, retenes, pilotos, voluntarios y vecinos que se juegan la vida para salvar cada palmo de terreno.
Porque si algo nos enseña el cielo es que todo renace. El ciclo continúa. Los bosques vuelven a brotar, los pájaros regresan y la noche recupera su pulso cuando adquiere de nuevo el color de la oscuridad. Ya hay brigadas de reforestación organizándose, alojamientos que mantienen sus reservas, empresas locales que siguen adelante con actividades astronómicas este mismo verano a pesar de los incendios cercanos. No hay mejor forma de ayudar que no abandonar el destino. Volver a visitarlo, consumir producto local, caminar por sus sendas (cuando vuelva a ser seguro), apoyar a quienes viven allí y han hecho del astroturismo una alternativa real al abandono rural.
¿Qué podemos hacer como viajeros responsables?Apostar por viajes fuera de temporada para no abandonar la economía local.
Elegir alojamientos y experiencias comprometidas con la protección del cielo nocturno.
Seguir las normas de prevención (no fumar, no encender fuego, respetar los senderos).
Visibilizar y apoyar a las empresas que trabajan por un turismo sostenible, también nocturno.
Difundir la belleza de la Extremadura estrellada, incluso cuando está herida.
Hoy Jarilla sigue luchando contra el fuego y parece que el cielo también arde… pero mañana volverán las estrellas. Cuando lo hagan, esperemos que aún estemos mirando hacia arriba, orgullosos de haber hecho todo lo posible por proteger lo que amamos: la tierra, y ese firmamento que la corona.