Astronomía
Las recientes llamaradas solares, ¿tienen que ver con las altas temperaturas?
Durante las últimas semanas el Sol ha emitido varias llamaradas solares de las más potentes. ¿Tiene algo que ver con las olas de calor en la Tierra?
Las olas de calor que castigan a buena parte del hemisferio norte este verano no han pasado desapercibidas. Y con ellas, han vuelto las teorías que relacionan la actividad solar con los extremos térmicos que vivimos en la Tierra. Pero, ¿hay algo de cierto en ello? ¿Podrían las recientes llamaradas solares estar detrás del intenso calor que estamos experimentando?
Imagen con licencia: DepositphotosLa respuesta es no. Aunque el Sol atraviesa un momento de gran actividad —con manchas, llamaradas y eyecciones de masa coronal—, no existe evidencia científica que relacione directamente estos fenómenos con los picos de temperatura en la superficie terrestre. Al menos, no como causa directa del cambio climático ni de las olas de calor actuales.
¿Qué está pasando en el Sol?Según informa el medio especializado EarthSky.org, durante las últimas semanas el Sol ha emitido varias llamaradas solares de tipo M y X, las más potentes de su clasificación. Estas erupciones lanzan grandes cantidades de energía y partículas al espacio, lo que puede generar tormentas geomagnéticas, espectaculares auroras polares e interferencias en sistemas de comunicaciones o GPS.
Sin embargo, estas erupciones afectan principalmente a la ionosfera, la capa más alta de la atmósfera, a cientos de kilómetros de la superficie, y no producen un aumento del calor en la Tierra. Como explican desde la propia NASA, aunque el Sol es la fuente de energía de nuestro planeta, los ciclos de actividad solar no están detrás del aumento de las temperaturas que vivimos en las últimas décadas.
NASA/SDO y los equipos científicos AIA, EVE y HMI/helioviewer.org Entonces, ¿por qué hace tanto calor?Las olas de calor que vivimos este verano, con temperaturas que superan récords históricos en Europa, Asia y América, tienen un culpable claro: el cambio climático provocado por la actividad humana.
Los gases de efecto invernadero —como el dióxido de carbono y el metano— han aumentado en la atmósfera debido a la quema de combustibles fósiles, atrapando más calor en la superficie terrestre. La evidencia de esta relación es contundente, y está avalada por múltiples estudios, entre ellos los del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático) y organismos como la NASA.
De hecho, la estratosfera (una capa superior de la atmósfera) se está enfriando, mientras la troposfera (donde vivimos) se calienta, lo que es una firma clara del calentamiento global por gases de efecto invernadero, y no por un aumento de la radiación solar.
¿Cómo sabemos esto?La clave está en los relojes atómicos. Desde 2020, estudios como los de TimeandDate.com han detectado que la Tierra está girando ligeramente más rápido en ciertos días del año, lo que ha acortado algunos días en apenas milisegundos. Estas variaciones están relacionadas con movimientos del núcleo terrestre, la Luna y otros factores astronómicos, pero no con el clima ni con la actividad solar actual.
La Tierra gira más rápido: por qué los días más cortos del año serán en julio y agostoAdemás, fenómenos como El Niño, cambios en la circulación atmosférica, y la pérdida de cobertura vegetal en grandes zonas del planeta también están contribuyendo a intensificar las olas de calor y eventos extremos.
Huracán Mathew visto desde el espacio/ Crédito: NASA ¿Y en otros planetas?Curiosamente, en mundos como Júpiter sí se han observado olas de calor provocadas por tormentas solares. En 2022, una eyección solar generó una intensa aurora en su atmósfera superior y elevó las temperaturas locales hasta 700 °C por encima del promedio, según publicó Phys.org.
Pero Júpiter no tiene una atmósfera ni un clima como el nuestro. En la Tierra, los efectos solares son más sutiles y, hasta ahora, no se ha observado ningún vínculo significativo entre la actividad solar puntual y las olas de calor superficiales.
En resumenAunque el Sol está más activo en su ciclo actual y genera llamaradas y tormentas solares con más frecuencia, esto no implica un aumento del calor en la Tierra. Las temperaturas extremas que estamos sufriendo tienen su origen en procesos terrestres y humanos, no astronómicos.
Como siempre, es crucial distinguir entre fenómenos celestes fascinantes —como las auroras o las tormentas solares— y los problemas urgentes de nuestro planeta, que sí tienen una explicación científica y que requieren una respuesta clara y coordinada.