Los sorprendentes datos del viaje interestelar de Voyager 2 

Astronomía

Los sorprendentes datos del viaje interestelar de Voyager 2 

El recorrido de la sonda más allá de la heliosfera plantea más incógnitas a los científicos.

El segundo intento de la humanidad por llegar al espacio interestelar puede haber generado más preguntas de las que los científicos han logrado responder.

La nave espacial Voyager 2 de la NASA salió de la heliosfera, la enorme burbuja de partículas cargadas (iones) que el sol expulsa a su alrededor, el 5 de noviembre de 2018, más de seis años después de que la sonda gemela, la pionera Voyager 1, hiciera lo mismo.

El equipo de la misión ha tenido tiempo desde entonces para hacer un balance de la salida de la Voyager 2, que ocurrió en el hemisferio sur de la heliosfera, a diferencia de la Voyager 1, que partió en el hemisferio norte.

Los investigadores de la NASA informaron en la revista Nature Astronomy (4 de noviembre), sobre las mediciones realizadas por la sonda al entrar en el espacio interestelar. Y los datos son sorprendentes. 

Por ejemplo, la Voyager 2 atravesó la heliopausa, el límite entre la heliosfera y el espacio interestelar, cuando la sonda estaba a 119 unidades astronómicas (UA) del sol. (Una UA es la distancia promedio de la Tierra al Sol, que es de aproximadamente 150 millones de kilómetros). La Voyager 1 hizo el cruce a casi la misma distancia, 121.6 UA.

Esta coincidencia es "muy extraña, porque una (el cruce de la Voyager 2) ocurrió en el mínimo solar, cuando la actividad solar es mínima, y ??la otra ocurrió en el máximo solar", explicaba por teleconferencia Stamatios Krimigis, autor principal de uno de los nuevos artículos sobre la Voyager 2. Y es que siguiendo sus modelos al pie de la letra, los científicos esperaban que hubiera alguna diferencia, pero los nuevos datos son demasiado parecidos a los primeros.

El científico del proyecto Voyager, Ed Stone, del Instituto de Tecnología de California en Pasadena, también hacía énfasis sobre el dinamismo de la burbuja solar: "La heliosfera está respirando".

Además de la expansión y contracción a gran escala observada por Krimigis, Stone dijo que hay perturbaciones heliosféricas a corto plazo causadas por eyecciones de masa coronal, gigantescas explosiones que arrojan enormes cantidades de plasma solar al espacio.

Las mediciones que hizo Voyager 2 del campo magnético interestelar también son interesantes. Antes del cruce de Voyager 1 en 2012, el equipo esperaba ver diferencias significativas entre la dirección del campo magnético fuera de la heliosfera en comparación con el interior.

Pero la Voyager 1 descubrió que el campo interestelar estaba mayormente alineado con el campo heliosférico y, al parecer, también la Voyager 2. Así que esto parece ser un fenómeno real, no una coincidencia inestable o puntual. Pero los científicos aún no comprenden este proceso que hace que el campo magnético no cambie.

Por otro lado, la Voyager 1 detectó partículas interestelares en dos ocasiones a medida que se acercaba a la heliopausa. Pero la Voyager 2 detectó algunas partículas solares durante un tiempo después de salir de la heliosfera. Esta diferencia puede deberse a la geometría de la heliosfera, ya que cada sonda salió de un lugar, pero realmente tampoco se sabe la respuesta.

Hay más diferencias reportadas por las dos sondas. Por ejemplo, la Voyager 1 observó que la velocidad del viento solar (la corriente de partículas cargadas que fluyen continuamente del sol, "inflando" la heliosfera) cayó casi a cero cerca de la heliopausa. Pero la Voyager 2 midió velocidades relativamente altas del viento solar casi hasta el cruce. Y los datos de la Voyager 2 sugieren una heliopausa más suave y delgada que la observada por la Voyager 1 (aunque aparentemente ambas naves espaciales atravesaron el límite en menos de un día).

El viaje interestelar de las Voyager

Voyager 1 y Voyager 2 se lanzaron con pocas semanas de diferencia en 1977, con la tarea de realizar un "largo viaje" sin precedentes por los planetas gigantes del sistema solar. La Voyager 1 voló junto a Júpiter y Saturno; La Voyager 2 hizo lo mismo, pero luego pasó también Urano y Neptuno.

Después del encuentro con Neptuno de la Voyager 2, en agosto de 1989, las dos naves espaciales entraron en una nueva fase conocida como la Misión Interestelar de las Voyager. Viajando hacia la distante oscuridad. Una oscuridad que en aquel momento era casi total. Pero cada vez van llegando nuevos datos obtenidos por las sondas. Los últimos, hacen que surjan nuevas preguntas, pero también una nueva luz sobre el desconocido exterior de la heliosfera.